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To be a ‘Pro’

Querer ser profesional de algo, es decir estar en el top de la realización de una actividad en concreto, es agotador y poco rentable.

Si te das cuenta le llamamos «pro» al que decimos ser bueno en algo. Es decir que cumple las espectativas de muchos haciendo una actividad. Y lo premiamos con nuestro reconocimiento y admiración. Incluso le damos estatuillas.

Reconocimiento,admiración y apremio tres cositas que casi nadie quiere.

Por lo tanto hay una búsqueda de estos factores cuando uno desea sentirse p r o f e s i o n a l.

Estos factores de búsqueda que la personalidad tiene, si te das cuenta, son muy costosos y poco rentables, además de que no garantizan nada (¿crees que el que ha ganado un nobel por ello descansa satisfecho y en paz? discúlpamepero lo dudo).

Y sin embargo funcionan, cómo la teletienda o las versiones chinas. Te lo vuelves a comprar aunque nunca termine de satisfacerte.

Es marketing mental. La realidad de conseguir a través del esfuerzo y perfeccionamiento el amor, es como el posicionamiento para una web: o lo haces o no te ve nadie.

Me acuerdo de la primera (y útima) vez que compré algo de «La tienda en casa», teletienda muy famosa aquí en España. Tenía unos 11 años y vi anunciado un set de cuchillos de cocina increíbles que hacían que cortar fuera de una belleza exuberante. Además parecian tan profesionales que convertían tu cocina en la de Arguiñano. Insistí a mi madre en que los comprara. La convencí fácilmente mostrándole la basura de cuchillos que teníamos en casa comparados con esos. El día que llegaron fue como el día de reyes. Abrí esa caja (pequeña para la castidad de cuchillos que venían) a toda prisa y me encontré una fantástica mierda. Traté de convencer a todos de que no estaban tan mal pero todavía siguen en la cocina de mis padres y no se han usado. Y ustedes se preguntarán para que coño querría una niña comprar unos cuchillos. Pues es que el set venía con sorpresa; un artilugio, que ni recuerdo de lo cutre que era, que al verlo en la tele me pareció FASCINANTE. Tanto como para convencer a mi madre de que comprara los cuchillos.

Fue amor de consumidora a primera vista y prematuro. Y que le vamos a hacer, a mí me engañó la teletienda y a mí madre la engañé yo, porque algo que no teníamos nos podía hacer felices. El mecanismo funcionaba. Ese era el aprendizaje soterrado de la broma que no vimos entonces.

La estafa del «cuando tenga tendré» cuesta siempre más de lo que aporta. Y la búsqueda además es infinita porque sea lo que sea cuando lo tienes o cuando llegas siempre te das cuenta de que tampoco era.

De lo que no te coscas es de lo que perdiste para llegar ahí. Tan solo te encuentras con esa sensación de vacío el tiempo que te dure el encontrar algo nuevo que buscar. Porque hay una meta que alcanzar.

El profesional es el que la ha alcanzado,está en el top, ha llegado y tocado techo.

Y sinceramente cada vez prefiero más a los que han tocado fondo. Sobre todo porque a los del techo se les ve la caída, mientras que a los del fondo se les ve gozando de su propia tierra.

#tobeapro