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Suicidio mental

Hay un mecanismo suicida en mi. Ese que me lleva a mirar una y otra vez lo que no quiero.

Como ver películas donde descuartizan a gente. Ese morbo que les da a algunos. Esa mezcla entre curiosidad y asco.

Pues ese mecanismo es adicto a fijarse en lo que me «hace mal». Es como una especie de «no seas tan feliz que mira esto». Y lo hace random, como si nada.

Si,si, está todo muy bien pero… Se te ha muerto la perra,la gata, la historia de amor. Imagen de la perra muriendo, del cuerpo de Olivia, de una posibilidad de relación pérdida…

Os cuento esto porque parte de soltar el programa es vivir en él.

Y vivir en el programa es como una especie de película de terror en loop. Por eso la gente está amargada, porque se ha creído este suicidio mental. Es presa del mecanismo autodestructivo del sistema de pensamiento donde no hay salida.

Y no se trata de ametrallarlo o de tratar de detenerlo. Se trata de verlo cada vez que se pasea y de seguir adelante. Como ese comentario que te dan ganas de rebatir porque crees estar segura de que es equivocado, pero pasas. Pasas porque en el fondo ya no te importa tanto tener razón como estar en paz .

Como quien ve ese cuerpo descuartizado en una peli y dice «ok, es una película de mierda, voy a ver otra». Luego cambias o no eso es «up to you».

(Estoy de un bilingüe insoportable).

Así que hay un mecanismo suicida en mi, si. Pero lo puedo capear sin guerra. Y es ahí donde reside mi fuerza. No en luchar contra el programa que estoy viendo, sino en cambiar de programa cada vez que me enganche a una película mala. Y de comernos películas terribles sin saber porqué vive Netflix, así que imagínate si se nos da bien el rollo.

Foto: Leyre Lopez de la Paz