CONTACTO

En una de las sesiones que tuve ayer, le decía a una consultante que expresaba dudar de su legitimidad para ponerle límites al padre su hijo, que tomara está idea como sentido a la hora de accionar: «si él llegara a decir por ahí que eres una mala persona, sería un éxito».

Dejamos de alimentar a nuestros demonios cuando dejamos de combatirlos.

Y para ello muchas veces, ayuda darle la vuelta al sentido de nuestros decretos dominantes, pues endereza la dirección hacia un nosotros, donde pueda darse una auto-expresión más coherente.

Por otro lado, cuando no hay permiso para que el otro pueda pensar mal de nosotros, tampoco hay permiso para ser lo que somos. Pues la expresión auténtica siempre genera un grado elevado de rechazo (al menos al principio).

Cabe decir también que aunque no se exprese, no quiere decir que el otro no piense ya mal de uno, sino que evitamos con nuestro comportamiento que eso se ponga de manifiesto. Y esa es una condena para ambos que disfuncionalmemte mantiene al barco a flote pero, ¿a qué coste?

Esta semana este viene siendo el tema recurrente en las sesione. Por si te sirve a ti también,lo traigo.