CONTACTO

Que importante es que te vaya mal. Que te pasen todos esos sucesos que vives con temor a que te pasen. Que importante es poder decir honestamente «vale, estoy viviendo justo lo que más temía». Y si eres capaz de reconocer la grandeza de tu vida aún con eso, verás que eso que te hacía vivir huyendo y sintiendo limitado, pasa a ser la razón por la que poder valorar a posteriori una vida donde lo incluyes y las barreras se diluyen.

Que importante es tener personas con las que detonar tus traumas, personas que se presten a hacer ese rol tan desagradable. Y prestarnos para ser el mounstruo del otro. Qué generoso y poco agradecido es esto.

Venimos a limpiarnos con lo que va mal para darnos al mundo más allá de eso. Pero hace falta hablarse a uno mismo con verdad y mirarse honestamente, atender el dolor y darle calor a lo que necesita ser calentado para entender la alquimia del barro.

Que importante es lo que sale mal, porque indica que tu idea del bien ha caducado y que ahora toca seguir creciendo.

Que importante es aprender a mirarnos bien mientras vivimos «mal», mientras dejamos que eso nos pase y asumimos el trazo de la verdad que ese gesto dibuja. Para poder leer en él dónde estamos y hacia dónde nuestra alma desea avanzar.