Directo(s) al vacío
Lo que yo hago en mis «Directo(s) al vacío» es experienciar que estamos preparados para vivir lo que vivimos por el simple hecho de que lo estamos viviendo.
No le puedes decir a alguien que ha vivido un holocausto que no estaba preparado para vivirlo, por el hecho apalatante de que lo ha vivido.
Otra cosa es que confundamos la capacidad de vivirlo con el cómo nos sentimos al vivirlo. Creyendo que hay una forna correcta de experimentarlo y otra no.
Es decir que para lo que consideramos que no estamos preparados es para sentirlo de la forma en la que lo sentímos, pues esas sensaciones las calificamos como sentimiento de baja calidad.
Como si sentir vergüenza,miedo,horror,asco,incomodidad, ignorancia… fueran indicativos de tu inhabilidad.
Sin embargo, en la propia capacidad de sentirlo está el documento que acredita que se está preparado para vivirlo y por tanto para hacerlo.
Somos más amplios de lo que nuestras mentalidades nos cuentan. No es más que un cambio de percepción pasar de sufrirlo a gozarlo.
No nos hemos dado el permiso para sentirnos mal y por eso nos protegemos y cuidamos de las experiencias para las que hemos venido a jugar.
Y son justo esas experiencias las que te dan alas para mirar con perspectiva todo lo que des-conoces.
Conocer no es propio de una mente ilimitada,es propio solo de mentalidades acotadas.
El des-conocimiento es para los vivos,para los que están a cada instante conectando con la posibilidad y capacidad implícita del momento.