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Desde el miedo

Os voy a hablar desde el miedo. Porque me parece una oportunidad estar sintiéndolo para compartirme desde aquí. Como si no hubiera mejor manera de hacerlo. Como si no fuera razón para esperar a «estar mejor» o para hablar desde estadios considerados mas elevados. No, os voy a hablar desde este «me deshago».Sabéis este miedo que se agarra en las tripas, este que te lleva a cagarte, este que son como mil hilos tirando desde lo más profundo de los intestinos.El miedo al desarraigo. A ser extraída como una planta de la tierra y puesta en cualquier florero. El miedo a depender entonces de una voluntad externa que te llene el botito de agua. Como si fueras un bebé de nuevo anhelante de teta porque ya no encuentras esa red bajo el barro donde conectarte y darte a ti misma lo que necesitas.El miedo a dejar de pertenecerle a tu propia vida por la ficción de que entregarse al otro acabará con el miedo.Ese sueño de fusión que tan adictivo y aparentemente satisfactorio es.Estoy transitando este camino hacia casarme conmigo. Y mirando gracias a él, todo lo que nunca quise.Siempre me ha dado miedo entrar en una relación porque es muy duro entrar a estar con otro cuando no sabes estar de verdad contigo. Las posibilidades de comprometer tus necesidades le ganan por mil a la fantasía de que a cambio te sentirás por fin llena.Llena de ese amor que solo tú puedes darte. Pero que como una droga, obtienes más rápido a través del otro.Este miedo, este de mis tripas,me hablan de un trauma antiguo y primario. El de que la soledad mata. El de que te puedo perder. El de que perderte es perderme. El de que necesito que me quieras.Es un miedo a morir de desamparo en este botito,porque creo que si te vas me dolerá hasta que alguien venga a regarlo. Y sólo quiero que lo riegues tú.Como si fueras ese Dios que se inventó la iglesia. El que te da o te quita en función de cómo te comportas.Que terrible condena, la de un amor romántico que no es capaz de trascenderse. La de un amor que amenaza con irse. Que amenaza con la soledad cómo muerte lenta. La de un amor por el que hay que dejarse de lado para poder abrazarse al otro.Si me abro a sentir este mido en mis tripas, si le doy lugar, si le invito a entrar porque (seamos honestos) ya está puto dentro. Si dejo de tratar de que no sea. Puedo ver la intensidad más bestia, el temblor más estremecedor,la bomba atómica dentro de mis entrañas y dejar que pueda con mi necesidad de estar bien. No por resignación,sino por amor a lo que soy ahora. Aún con este acojone.Y no para que se disuelva el miedo, sino más bien para dejar de taparme negando lo que me atraviesa.Buenos y terribles días. Bienvenidos todos .