Los vacíos mueven mares. Ahí donde sientas un vacío generarás tsunamis de emoción al respecto de algo con la intención de llenarlo:

El pedazo de enamoramiento repentino que te llevó a dejarlo todo por estar con esa persona 24/7, el atracón a comida por el cual no dormiste en toda la noche, las ocho temporadas seguidas de «juego de tronos» por las que todavía tus ojos queman, la pelea desmedida con tu hijo porque no se quiso tomar el brócoli…

Estos vacíos se generaron en momentos de alto nivel traumático por disociación y son «vacíos legales» donde no gobiernas tú si no el totalitarismo de tus patrones inconscientes.

Esos vacíos no son el gran vacío donde todo ebulle, se transforma y muere para dar paso a la vida. Son departamentos que has fabricado con cachitos de él para tratar de controlarlo.

De esos vacíos y por esos vacíos se estremece tu alma al ver la distancia que imponen entre tú y ella.