CONTACTO

Ya no me dejo los armarios entreabiertos, ni los cajones, ya no me da tanto miedo el sonido que hacen al chocar cuando se cierran.

Ya no me dejo tazas por cualquier lado. O si. No sé. Yo nunca lo he notado. Puede que a veces.

Sigo queriendo mi espacio. Mi cuarto para mí. En verdad, mi casa para mí. Nunca me fue eso del compartir casa.

Ya no me importa tanto fregar los platos, aunque me sigue gustando más ser la que cocina que la que limpia.

Sigo teniendo una forma de guardar las cosas a plazos que me hace parecer desordenada. A ver, que igual tienes razón. Que igual no soy ordenada. Se que me expando con mis cosas. Es una forma de ocupar el espacio que a veces me sigo negando.

Me molesta el ruido, sigo sin poder dormir con alguien que ronca.Es para mí un infierno, el colmo de lo re-traumatizante.

Sigo usando tapones por si me despierta algo, porque sé que aún hay sombras que me resisto a mirar.

Siguo hablando contigo a través de múltiples personas. Sigues estando en mi, como dinámica, como patrón, como recuerdo. Pero cada vez más desdibujado. Cada vez suenas menos y cuando lo haces es como una canción antigua que escuchaste hasta la saciedad y la pasas.

Ya no creo en ti, no como antes. Ahora eres más un mito, un cuento antiguo.

Ya no hago tantas cosas y me da igual. A veces cuando te veo proponer una detrás de otra me parece que estoy perdiendo el tiempo. Luego veo que eras tú la que estaba perdida.

Sigo escribiendo.

Escribir.

Siempre.

No se hablarme de otro modo. No sé qué hacer con tantas palabras dentro.

Si no las planto se me mueren. Si no se mueren,me matan.

Aún así, hay veces que prefiero escuchar en silencio toda esa muerte.

Ya no me da tanto miedo ese silencio. Ni el vacío. Ni la ausencia.

Ya no.