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Cuál es el problema con la ambición.

El único problema que yo veo con la ambición es estar siendo esclava de sus cumbres.

Por lo demás, que problema hay con querer riqueza, subir el Everest o tener una mansión en Maldivas. Son cosas de esta relaidad que están ahí, que se pueden. Incluso quien ambiciona hacer lo que nunca se ha hecho.

La ambición nos habla de traspasar un límite. Y es parte de esta experiencia no quedarse donde uno está. Sobre todo mentalmente.

Me gustaría llegar a ser millonaria, claro que sí. Imagina en qué mente viviría si experimenta una relaidad en la que he generado millones de euros con lo que hago por amor. Los límites de mis concepciones serían otros. El mapa de mis sinapsis cerebrales y su demografía habrían cambiado en gran medida.

No veo lo denostable en la ambición en sí. Me parece denostable el mandato de negarla. Un mandato que trata de evitar mi deseo de expandirme en la experiencia de lo que soy.

La ambición como único motor es un peligro. Pero como lo sería ir en un coche con una sola rueda. Así mismo puede serlo si la uso pensando en mi único beneficio.

Sin embargo, usada para crecer es un incentivo maravilloso donde centrar parte de mi energía y a ver qué pasa. Qué más da si no llego nunca, estuve ahí subiendo. Quise subir. Y eso es jodidamente maravilloso.