CONTACTO

Hace casi 5 años, un dos de Julio cualquiera, me fui a Urgencias porque llevaba 24 horas sin que se moviera la mitad de mi cara.

Yo no sabía ese día de verano, en esa sala de espera, diacepam en vena, con mi amiga Sua retratando ese momento y un cuerpo a los gritos de mi atención, que mi vida iba a cambiar para siempre y sin remedio.

Yo no sabía que aquel dolor no era nada. No sabía que se estaba abriendo un agujero en la tierra por el que caería cual madriguera de Alicia en el país de las pesadillas.

No quise saber. No. No quise.

Tampoco quise saber de mi capacidad para vivir todo aquello, ni del valor, ni de mi fortaleza. Tan solo me ceñía a la fantasía de que todo eso fuera cosa de un par de días. Cosa de unas cuantas risas. Cosa de poco. De nada. De chiste. De ese día en que… De aquello por lo que…

No fue un día. Fueron 4 años y si me apuras, quizás fueron los 5 años que tengo. Quizás ese día morí y no en di cuenta. Quizás fue ese día en el que cambié de plano y ahora tengo solo estos 5 años de vida.

Cinco años de muerte y resurrección.

No es que antes no hubiera muerto. Es que esta fue definitiva.

No. No sabía que estaba tan lejos de mi. Ni lo imaginaba.

Hace casi cinco años de esta foto y siento un gran alivio de haber pasado ya por todo eso, por todo aquello. No querría repetir, gracias. Aunque tampoco me lo quitaría de encima. No lo borraría de mi. No lo cambiaría por nada.

Pues fue, gracias a ese día y a todo lo que vino, que ahora sé, que el poder de hacer del límite mi libertad y riqueza, reside solo y para siempre vibrante en mi. Y eso, es alquimia.

#renacimiento