CONTACTO

He visto y vivido en mujeres muchas veces la experiencia de un masculino más noble que en ningún otro lugar. He vivido en ellas muchas veces lo que anhelaba poder encontrar en un hombre quizás. E incluso confieso haber sido yo una de esas mujeres. A pesar de mi soporte fuertemente femenino, quise ser para otras un masculino en el que pudieran descansar. Ya que no lo era para mi.

Hay mujeres que han llegado ser para mí la sanación que no podía vivir con lo masculino en un cuerpo de hombre.

Me parece fascinante, mirar esto desde ésta ternura. Como esas mujeres y me incluyo, hicimos ese gesto para poder compensar el dolor de una energía no comprendida. Una energía que no abrazó.

Venimos de tiempos dónde la grieta de los géneros supuraba apestosa por falta de cuidado.

Ahora me veo, rodeada de hombres en este tiempo de mi vida, hombres en los que me veo, hombres que se ven en mi, y siento como este empleo de años en volver a mí, en ser mi cuidado, se refleja en un mundo que también me cuida. Dónde la separación puede amezar pero no llega.

Y confirmo como «la lucha» no sirve de nada. Pues lo único que siempre hizo falta, era entender esa batalla adentro, ese dolor, ese miedo. Y cultivar en una/o ese masculino y femenino al servicio de la vida.

Para esto, cada encuentro vivido ha sido un regalo desde el que poder mirarme. Y es fascinante como cualquier camino conduce siempre al mismo lugar.

Gracias siempre.