CONTACTO

Jaula

Miraba por la puerta y solo veía sus barrotes de hielo afilado amenazando con caer sin perdón sobre su cabeza en el instante en el que cruzara la puerta.
Era tan claro para ella y se había contado tantas veces esa historia que decidió quedarse para siempre dentro, donde sabía que estaría a salvo y desde donde podía observar la vida sin arriesgarse a perderla.

Fue un día mientras dormía una siesta que se produjo un incendio es su cocina y sin lograr apagarlo se vio obligada a jugarse la vida y salir por la puerta. No sin un segundo antes dudar si era preferible morir quemada o guillotinada por esos barrotes de hielo afilado. La primera opción aseguraba la muerte, la segunda albergaba posibilidades.

Abrió la puerta y con ojos cerrados dio un paso, su corazón se le salía por la boca,tres pasos más allá su cuerpo entero se llenó de energía y sin saber si eso era estar muerta empezó a correr montaña abajo eufórica y gritando de alegría.

Desde aquel momento, no hay día que no agradezca a la vida aquel incendio.