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Mi abuela era poeta.

Se llamaba Catalina, como la luna. Y es que mi abuela era muy lunar.

Un día fuimos a verla , mis hermanas y yo, a la residencia en Burgos. Ella tenia ese tono triste de quien sabe que se está marchando, cubierto del hipnotismo de quienes residen en un lugar donde se vive, pero se olvida la existencia. La cara de mi abuela al vernos llegar era un sol.

En un mundo inmaduro como el nuestro, se llega a la vejez en pañales. Uno no se orienta para ese tiempo de la vida,paradójicamente, pues es el único hacia el que llevamos dirección.

En un mundo inmaduro como el nuestro, a los viejos se les trata como a niños, porque dan miedo. Porque no sabemos relacionarnos con la decadencia de las formas, ni con el poder de los finales.

Mi abuela era una mujer de fe. A mi entender su constancia en Dios le calentó las noches de luna nueva.

Aquel dia que fuimos a verla, para mí, fue el día en que en verdad, mi abuela pasó a otro plano. Yo no sabía que mi abuela había escrito poesía.

Ella vivía en el deber, una luna iluminada por un sol en Capricornio. Ella era el reflejo de lo que se tenía que hacer, derramado en croquetas, consomé y arroz con leche.

Mi abuela cómo buena luna, era una gran contadora de cuentos y cantadora de nanas. Con mi abuela solo jugué a la perejila.

Aquel día antes de irnos, habiendo anochecido ya, se iluminó. Nos miro una a una a los ojos y nos recitó tres veces, una por cada nieta, un poema suyo.

Decían así:

«Cuando te miro a los ojos, para retratarme en ellos, ciérralos fuerte amor mío,para que me quede dentro»

Parecian las palabras de una hermosa luna llena rezandole al sol para que no la olvide.

O más bien, el saber de una luna anciana, de lo que es llevar adentro la luz del otro.

*** Feliz noche de luna nueva ***

P.D: Cuenta la leyenda familiar que estuvo enamorada de un piloto antes de casarse con mi abuelo. Aquel piloto falleció en un accidente aéreo. Me pregunto si ese poema, lo escribió para él.